Durante tres años seguidos estuve en un grupo del curso de milagros.
No se muy bien la decisión que me llevo, ni que esperaba.
Pero, ahí, cada día llegaba la frasecita . Y mi concienciada moral.
No entendía ni papa, y el hecho de que se nombrarse a Dios constantemente me aturdia.
Y aún así, seguía. Y intentaba olvidar y no repensar.
Tres años.
Quizás habría hecho mejor el acudir a un psicólogo.
Quizás no.
Es tan difícil ser capaz de expresar los sentimientos por muy comunes que sean, con tu alrededor. Sin sentir que te vean o te miren cómo una loca..o vayan a examinar tu vida.
Y aunque siempre he sentido que soy una solitaria, también he aprendido que ser social beneficia. Mentalmente y hasta físicamente.
Supongo que viniendo de una familia tan disfuncional como la mía, es eso lo que buscaba.. Esconder lo que dentro se había normalizado. Y expresar lo que estos sentimientos habían formado.
Quizás si hubiese buscado más el expresarme, quizás me habría llevado a sacar alguna parte….o a más conflictos quiere me hubiesen llevado a ese psicólogo… Quien sabe.
No se donde escuché que cada cosa llega cuando toca..y hay que agradecer cada paso.
Últimamente, este año nuevo, parece llegar con repaso.
Supongo que algo he aprendido, y por lo menos ya no hay dolor, sino conciencia.
Conciencia de lo que sucedió y como. De que, te llevo a donde. Y que no quieres volver a repetir.
Hace poco vi un vídeo de cómo funciona el espacio. Y me recordó a mis dolorosos círculos. De los que creía no salir nunca.
Nunca un vídeo iluminó y me alegro tanto.