Desánimo. Tristeza y oscuridad.
Es lo que me mueve desde hace un tiempo.
Recuerdo que de joven imagina un futuro, cosas que hacer y conseguir.
El tiempo me ha enseñado que el futuro es sólo una ilusión. Las cosas, solo objetos y conseguir metas solo es la forma de entretener la mente.
Quizás esté equivocada en todo.
Pero he vivido que el mañana que creías desaparezca.
He vivido que la ilusión de conseguir cosas materiales, llegado el momento, solo se convierte en objetos que cargar u olvidar.
Y que las metas sociales, solo sirven para encontrarte en círculos que por si no conllevan a la felicidad, si no la llevas antes contigo.
Mi deseo vital siempre ha sido ser feliz. A mi edad puedo entender que seguramente no lo era cuando tanto lo deseaba, y que quizás, muchas veces, cuando lo he sido, no lo he sabido «guardar» cuidadosamente.
Aunque la felicidad son eso, momentos.
Pequeñas chispas que iluminan el camino, con su luz dorada. Hoy, colorean en mi mente esos clip de imágenes. Risas, abrazos, lágrimas y gestos.
Últimamente me duele el «alma».
Y no sé si sé o quiero arreglarla.
