Una esta acostumbrada al carácter andaluz, las gracias con
golpe al estomago, el hablar alto y claro, a veces demasiado claro. (Somos
expertos en llamar a las cosas por su nombre)
A la cara, sin
tapujos y sin enfrentamientos a no ser
que seas un “sieso” (has de ser rápido y manejar bien las respuestas para tener
gracia)
A las
risas a pesar de, ya es bastante difícil la vida.
Y me cuesta
entender, lo difícil que se les hace aquí decir las cosas, sin buscar o
entender con ello una forma de molestar al otro. Siempre digo que el castellano
es muy extenso y gracias a ello tenemos mil formas de decir lo mismo.
También es cierto
que los andaluces nos permitimos insultarnos sin ofendernos, cosa imposible aquí.
No quiero ni imaginar la cara que pondrían
algunos y se oyesen llamar cabroncetes, o hijop…….(que conste que aquí no se me
ocurriría, decir ni de coña las cosas
igual )..
Y creo que
precisamente es mi carácter el que hace que les caiga aun peor, o alguna otra
cosa que no acierto a imaginar Y aunque
me siento mal por ello, (a todos nos gusta la aprobación de los demás) otras me
hacen reír con su cerrazón.
Aquí lucho contra tópicos, fama de vagos injusta y
mas que demostrada y que sin embargo persiste, muchos andaluces “levantaron”
diferentes comunidades emigrando para
subsistir dentro de nuestra España.
El empeño en mi acento, que se esfuerzan en traducir
en castellano mal hablado y que yo defiendo, a pesar de, que en un esfuerzo
contradictorio intento pronunciar bien, para que me entiendan…
Reflexiono en cuanto se pierden sin
descubrir, sin sentir, encerrados a las risas, a disfrutar de momentos aunque
sea trabajando, con el miedo a descubrirse y descubrir al otro.
Los observo esforzándose
por parecer mejores, quejándose a las espaldas los unos de los otros, haciendo
lo mismo los unos y los otros. Yo lo
llamo la ley de mínimo esfuerzo. La desgana los vence, quizás nunca vivieron
nada peor y eso les hace valorar menos lo que tienen, quizás yo que todo lo
pierdo por el camino veo un palacio donde solo hay una chabola.
Y así transcurren las jornadas, en distintos universos del
mismo tiempo, algunas veces sonriendo y otras intentando comprender.
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