No se por donde empezar, que últimamente no tengo mucho tiempo para escribir, y sin embargo vivo el día con mil emociones que me gustaría compartir, pero de las que no me da tiempo ni de reflexionar, yo que antes solo hacia eso.
Mi nueva casa me recuerda a veces al camarote de los hermanos Marx, entran y salen niños y nunca se bien cuantos seremos a comer, ni quienes. Y lo mas extraño es que esto si bien me descoloca un poco, no me desespera, a mi que era, soy, todo control.
El control desapareció de mi vida, y ahora no se bien que me espera cada día, y aun, menos la próxima semana, y esto en mi si que es raro, raro, (como diría papuchi). No me preocupa, aunque confieso que a veces sin querer mi cabeza intenta formar planes, planes que se me desmoronan sin montar, por que se que nada es previsible aquí y ahora, y aun así, soy feliz, muy feliz.
Compruebo que la vida da sorpresas, y que lo inesperado ocurre, y aun mas me descubro a mi misma, como no me conocía, y me extraño de quien soy.
Descubro que conozco mas de lo que creía saber, que al final sabiendo colocar cada cosa en si sitio, la experiencia es mi don, y lo que no me ha matado, hoy me sirve, cuando por fin conseguí vencer el dolor.
Deja un comentario